La pasión lo puede todo, o si no que se lo digan a Raúl. Después de años dedicándose a ejercer su profesión como asesor fiscal, tras una crisis profesional, pensó en que debía apostar por su pasión – los coches y todo lo que tenga que ver con ellos – y funda un taller de restauración, al que le puso de nombre, Cochera, como no podía ser de otra manera.
Hablamos con Raúl Aranda, presidente de la FEVA, un apasionado del mundo del motor y de los clásicos. Como gran conocedor del sector, tenemos un montón de preguntas y muchas ganas de charlar con él.
Tras tu periplo personal y profesional, ¿cómo llegas a la FEVA?
La Federación Española de Vehículos Antiguos funciona como un club de clubes. En la Federación lo que hay son representantes de distintas sensibilidades e iniciativas de todo el territorio nacional que se aglutinan alrededor del coche, de la moto, de la movilidad a lo largo de nuestra historia, en definitiva.
Todos somos voluntarios y trabajamos para echar adelante este proyecto de club de clubes, pero en un momento dado, yo ya estaba en un Club, alguien me propuso formar parte de la Junta Directiva, tras treinta años de Federación, tocaba relevo generacional y varios dimos un paso al frente, de esto hace ya unos diez años.
La FEVA está formada por más de 400 clubes de todo el territorio español, unos 25.000 vehículos, una cifra considerable. ¿Hay buena salud en el panorama del coche antiguo?
La verdad es que, sin ser un país muy dado al asociacionismo, que no lo somos, en el tema de los coches, sobre todo los históricos, hay bastante representación de camiones, coches y motos que recogen la afición que existe alrededor del motor. Son muchos clubes, pero algunos se fundaron hace 40 o 50 años como un grupo de amigos que van creciendo, desarrollan actividades y es fácil que con el paso de los años pierdan fuelle si no se crea una estructura más profesional y se gestionan pensando a futuro.
La FEVA tiene entre sus principios la defensa del patrimonio cultural, considerando los vehículos clásicos como una parte importante del patrimonio cultural de un país, en este caso de España. ¿Cuál es el nivel de empatía y receptividad que encontráis entre las autoridades, digamos, entre los que toman decisiones a nivel comunidad autónoma, ayuntamientos, incluso el Estado?
La visión sobre el significado de qué es “patrimonio” es muy dispar. En este caso no se puede generalizar en absoluto. Digamos que cuando la gente piensa en cultura, se van a los estereotipos. Cultura es la música, es la pintura o el teatro, pero ¿los coches? En realidad el automóvil y todo lo que tiene que ver con la movilidad del siglo XX y lo que llevamos del siglo XXI, está ligado a los desarrollos tecnológicos que hemos tenido como sociedad y a como esa movilidad ha influido en la cultura de nuestra civilización. Los coches, las motos, los tractores, los camiones pueden estar en un museo siendo exhibidos para el disfrute de la gente, porque además de su mera contemplación, que ya tiene atractivo, supone una mirada a la evolución tecnológica de una sociedad y a su desarrollo. Por ejemplo, tenemos un programa muy bonito en Cádiz, en el campo de Gibraltar, de promoción del vehículo antiguo en los colegios, en colaboración de UNESCO España, ahí se les explica y se pone en valor entre los más pequeños qué son los coches antiguos y qué valor tienen para nuestra sociedad.
En cuanto a la empatía de las Administraciones Públicas, pues depende mucho de las personas que están al frente de cada Administración, independientemente de un color político o de otro. Se trata de conectar con la sensibilidad de la persona ante lo que defiende la FEVA. Te pongo un ejemplo, empezando por el Director General de la DGT, Pedro Navarro y las personas a su cargo que tienen que ver con la normativa que estamos trabajando con ellos, pues son gente muy sensibilizada. En industria también hemos encontrado mucha sensibilidad a nivel del Ministerio, sin embargo, en el Ministerio de Cultura todavía no hemos conseguido que ningún ministro nos conteste una carta, lo cual resulta completamente paradójico, sobre todo cuando la FEVA es una de las entidades consultivas de la UNESCO, vamos, que Naciones Unidas ya ha reconocido el valor cultural que los vehículos antiguos tienen en la sociedad.
Tratándose la UNESCO de un organismo internacional, ¿a qué nivel nos encontramos con respecto a otros países en cuanto a conservación y reconocimiento del parque automovilístico antiguo?
La comparación es fácil y tiene mucho que ver con lo que comentábamos antes de la visión de una “cultura automovilística” ¿cuántos conciertos de ópera hay en España?¿cuántos hay en Alemania, en Austria, en Suiza, en Francia o en Suecia? Pues la proporción es la misma. Con esto quiero decir que en España incluso la música, que es un bien que goza de protección cultural con Administraciones Públicas que intentan velar por ella, nos podemos encontrar que por cada concierto de ópera que hay en España, hay 500 en Alemania, pues con los coches pasa lo mismo. Si en España hay 400 clubes, en Alemania y en Inglaterra hay más de 3.000. Todo está conectado; el reconocimiento del valor cultural del vehículo, su promoción, el trato por parte de las administraciones, todo repercute en beneficio del vehículo y de la sociedad que lo reconoce como valor cultural.
¿Cuáles son los objetivos más inmediatos de la FEVA?
Promover, proteger y preservar. Hace falta que se le explique a las administraciones el valor cultural que representa este patrimonio que tenemos. Los vehículos están hechos para ser usados y no tienen sentido si no se usan. Los coches de caballos desaparecieron cuando apareció el automóvil y ya prácticamente ni en museos se pueden ver. Los coches están hechos para ser usados y los coches clásicos deben ser usados, tenemos que garantizar que se den los medios legales y que no haya trabas administrativas para que los vehículos sigan circulando. Estos vehículos tienen un valor en tanto en cuanto se conserven como fueron diseñados originalmente y estén en condiciones de funcionar. Promovemos que sus propietarios los cuiden de forma adecuada, los mantengan en buen estado y los utilicen. Esas son las tres patas de nuestra misión.
Usar los vehículos supone circular y acceder a las ciudades. El centro de las ciudades cada vez está más protegido frente a la contaminación acústica o a la emisión de gases. Ante esa especial regulación ¿cómo se está progresando en ese sentido?
No es posible pretender que los coches se preserven y que se conserven en buen estado si tu coche clásico – tu Morgan – lo aparcas cada día en la calle, duerme en la calle y lo usas de forma intensiva cada día para tu desplazamiento habitual, eso no es un uso orientado a proteger el vehículo. Eso es un uso intensivo de un vehículo que tiene más de 30 años. Lo que tenemos que hacer es garantizar la movilidad, que todo el mundo pueda usar el coche si lo estima oportuno para disfrutarlo dando un paseo, para participar en un evento o para hacerse unas vacaciones de 50.000 kilómetros, pero con un uso esporádico, no para un uso habitual. Las normativas que se están diseñando tienden a separar los vehículos más contaminantes para limitar su uso. Lo que intentamos desde FEVA es concienciar a los ayuntamientos que estos vehículos deben tener garantizada su movilidad, porque los vecinos de esos municipios tienen derecho a seguir saliendo de su casa con su coche y regular que ese uso sea esporádico, con lo cual así ya no son el problema de la contaminación y no lo van a ser nunca.
En cuanto a la legislación, habría que ir casi municipio a municipio, un hito fuera de nuestras posibilidades, pero el esfuerzo que se hizo en su día fue intentar que la capital de España fuera un paradigma respecto al tratamiento de los vehículos históricos. Con la llegada del actual equipo de gobierno se consiguió y ahora mismo en Madrid los vehículos con matrícula histórica tienen un tratamiento similar al que tienen las grandes ciudades europeas como París, o en Italia, Alemania o en Inglaterra y pueden circular prácticamente sin restricciones.
Esto está dando sus frutos y muchos municipios ven un ejemplo de una ordenanza que no tiene nada que ver con los colores políticos, que sea una cuestión de concienciación y de protección del patrimonio cultural, algo que no tiene nada que ver con ideologías, y que se va a ir extendiendo al resto de ciudades ¿qué sería ideal? pues sería ideal que existiera una normativa nacional, pero nuestro sistema administrativo no lo permite, porque la circulación de vehículos son competencias de los ayuntamientos.
Raúl, además de Presidente de la FEVA es un apasionado del motor ¿qué vehículo te despierta más emociones?
Es un tema complicado para los amantes del motor, porque cuando vemos un coche bonito, que está bien conservado, pues de inmediato dan ganas de tener uno, afortunadamente no tengo ni el sitio ni el dinero para tener todos los coches que me gustan, pero voy cumpliendo ilusiones. Con 18 años me compré un Mini Cooper, que era mi sueño de adolescente y con el paso de los años he ido evolucionando en gustos, de la mano de la gente con la que te relacionas y lo que aprendes, por ejemplo, hace 10 años nadie lo hubiera dicho y yo primero, me estoy decantando por los coches de antes de la Guerra Mundial, pues a través de la FEVA entré en contacto con gente que tiene estos coches, un día conduces uno y lo que deja de ser algo extraño y anecdótico se convierte en una pequeña ilusión.
Sabemos que has conducido un Morgan ¿qué recuerdos conservas, que sensaciones te despertaba conducir un vehículo de nuestro club?
No tuve ocasión de conducirlo mucho, hice un viaje al norte de España con él, con mi mujer y lo disfrutamos muchísimo, salvo un tramo por autopista bastante desagradable aguantando como todo el mundo te paraba al lado y te miraba y te hacía fotos… no sé cómo lo aguantáis… En cuanto te sales de las carreteras principales, es un coche ratonero, rápido, ágil, nervioso, lo disfruté mucho la verdad y tengo muy buenos recuerdos de ese viaje a Asturias con aquel Morgan.
A nuestros Morgan a veces se conocen como los youngtimers, coches que todavía no tienen la suficiente antigüedad para ser históricos, pero están sujetos a las restricciones, como el acceso al centro de la ciudad. ¿Crees que podemos aspirar a mejorar esa situación?
Va a haber un lapso de tiempo, en el 2025, a partir del 1 de enero en Madrid, los coches que no sean históricos de residentes tampoco van a poder circular, luego se va a crear un lapso con los coches de gasolina del año 95 y del 2000, que no van a poder circular. Pero hay soluciones, tenemos un plan, pero hasta que no se apruebe el nuevo Real Decreto no vamos a actuar. No queremos distraer al legislador, ahora que estamos trabajando para que los vehículos de más de 30 años se puedan matricular como históricos de forma rápida y barata. Pero puedo darte una pequeña pista sobre los youngtimer, ya existe la norma en la Federación Internacional de Vehículos Antiguos.
¿Podemos ser optimistas, dentro del mundo clásico, frente al auge que está teniendo la tecnología eléctrica?
Si hacemos una proyección para los próximos 30 años, creo que los surtidores de gasolina no van a desaparecer ¿por qué? porque mientras siga siendo un negocio rentable el mercado de automóviles con motor de combustión, que es muy grande, no van a desaparecer de la noche a la mañana. También hay prototipos de combustibles sintéticos, menos contaminantes, que están ya en el mercado y que retrasarían la implantación del eléctrico, ya hay una empresa que lo comercializa, eso sí, de momento a precio de whisky o de aceite de oliva, pero en la medida en que ese combustible entrara en alta producción, bajarían los precios.
Todavía hay mucho camino por recorrer en el mundo del eléctrico, se calcula que el 70% de los coches españoles se van a cargar en la calle a futuro. Aquí hay mucha operación de marketing y no va tan rápido como se plantea, todavía queda mucho margen y mucho hueco para el coche de combustión.
Hablando del futuro, de las nuevas generaciones, los más jóvenes, ¿cómo perciben los clásicos? ¿Serán tan queridos como en las generaciones pasadas o al final nos quedaremos como dinosaurios? ¿Cómo se ve desde la FEVA?
Que hay un problema de relevo, de reemplazo generacional en esta afición, es una obviedad. Hay que intentar, y estamos en ello, motivar al tejido social para que las nuevas generaciones vean en esto además de un hobby o de un entretenimiento divertido también vean una actividad profesional.
En España somos dueños, dueños de algo, de un coche, en cambio los sajones hablan más de keepers o sea, de custodios ¿quién custodia el coche? ¿quién lo guarda? porque estos vehículos nos van a enterrar a todos, los coches nos van a sobrevivir a todos y alguien tendrá que cuidarlos.
Evidentemente esto es una afición que está fundamentada en que a casi todos los que nos gustan los coches hemos nacido en un momento de la historia en que tener un coche o conducirlo era lo más importante para muchos en nuestra vida, ¿no? Y en el que todo lo que estaba a su alrededor, los horarios, las carreras, la propia industria, nos mantenía en torno al automóvil. Pero eso ha cambiado.
El ámbito familiar es el principal canal de promoción de la afición, pasa de padres a hijos o casi a nietos, desde la federación, desde los clubes, hay que promover actividades, que los coches se vean por las calles, que la gente los admire, que se dé cuenta que muchas veces no es un tema económico, que hay coches clásicos para todos los bolsillos y conseguir que esta pasión no decaiga. Es una labor complicada, pero no vamos a bajar los brazos.
Raúl nos ha dejado casi lo más importante para el final, el trámite del nuevo Real Decreto de Vehículos Históricos que va a salir adelante. ¿En qué punto está?
Está siendo un trámite complejo, ahora mismo hay cinco o seis ministerios que tienen algo que decir sobre la movilidad. Se está demorando un poco, pero tenemos confianza de que se apruebe en los próximos meses, la gente tiene que estar tranquila y espero que en un breve periodo de tiempo los propietarios de vehículos históricos puedan ya matricular sus coches por poco dinero, de forma muy sencilla y muy rápida.
Raúl se despide con la seguridad de sentirse acompañado por el equipo de voluntarios que trabajan en la FEVA y por todos los socios y simpatizantes del mundo del vehículo antiguo, que van a seguir trabajando en pro de preservar, proteger y promover el Patrimonio español de la Automoción. A todos, ¡gracias!