
Rafa nació en Alcoy, provincia de Alicante, pero lleva más de veinte años como profesional de la Medicina, especializado en Traumatólogia y Cirugía ortopédica, y que actualmente ejerce en Madrid.
Su relación con los coches siempre fue más de objeto de deseo y disfrute que como una práctica deportiva. Por no gustarle, no le gusta ni la Fórmula Uno, pero fue gracias a un socio del Club Morgan, Guillermo, Willy para los amigos, que descubrió el Morgan.
Hicieron mucha amistad la temporada en la que Rafa vivió en Barcelona, allá por los años 80, pero fue en 2002 cuando Willy acude a Madrid a comprar su Morgan y Rafa se contagia con el gusanillo de la factoría Malvern.
-“Se vino a Madrid a por su Morgan y le acompañé, fue increíble verlo disfrutar, rebosante de ilusión, me impactó tanto verle así, que de pronto noté un cosquilleo y empecé a pensar en la posibilidad de conducir algún día un Morgan”-.
Así descubrió de oídas las aventuras con el Morgan, que no eran pocas, pues el carácter jocoso y hasta travieso de Guillermo producía un anecdotario a cada viaje.
Unos años después su amigo le confesaba que no podía hacer tanto uso del Morgan como esperaba y recientemente invitó a Rafa a quedárselo. Saltó la chispa, surgió el flechazo y Rafa lo tuvo claro, – “si me quedo con tu Morgan, será como si siguiera siento tuyo”- le dijo a Willy. Así que casi sin pensarlo, Rafa se convirtió en propietario y conductor de un Morgan. De aquello todavía no ha pasado ni un año.
Conducir el Morgan le supuso a Rafa todo un logro, por una parte la ilusión de entrar en el mundo de los clásicos por la puerta grande y por otra saber que aquel vehículo venía de manos de su amigo. Gracias también al apoyo de Goyo, su mecánico de confianza, el tránsito al Morgan fue como la seda y se descubrió a bordo de un 4/4, verde clásico con 1800 cc. impecable. Una forma de hacerlo más suyo fue cambiarle el volante, recuperando el modelo clásico del Morgan.
El siguiente paso fue darse de alta en el Club, del que ya tenía buenas referencias gracias a Willy. Tras acudir a la asamblea en Madrid del pasado mes de noviembre, Rafa recibe una muy buena acogida y destaca la camaradería reinante en el Club. Se estrena en marzo con la salida por Jávea y la Marina Alta, una zona que conoce bien, pues veranea allí desde hace años.
Todo son buenos momentos y emociones sobre el Morgan, al principio se sintió reacio a salir más allá de algún rato a la semana, pero poco a poco ha ido descubriendo las maravillas de la conducción y los buenos ratos que regala, como esos pequeños paseos nocturnos huyendo del calor a cielo abierto o la simpatía de los peatones que le saludan y le piden fotos con el Morgan.
Siempre le ha tenido respeto al coche y un cuidado extremo en la conducción, lo que a veces no le ha permitido disfrutar de su Morgan todo lo que él hubiera deseado, siempre pendiente de la carretera y el tráfico. Hasta ahora, que hace unos días se planteó un reto, volver a Jávea desde Madrid en su Morgan.
Poco a poco Rafa ha ganado confianza conduciendo su Morgan y tras enfrentarse al asfalto de Madrid, pone rumbo a Jávea. Este viaje cumple con dos sueños, ver amanecer desde el Morgan, cosa que consigue al salir de Madrid sobre las siete de la mañana, y la otra, llegar a Jávea con la puesta de sol. En medio, parada en la Venta San José a reponer fuerzas, visita obligada a saludar a su madre y parada en Almansa a ver a su amigo Luis, propietario de una fábrica de zapatos, una empresa familiar de ámbito internacional que cuida el calzado con el mismo cariño y profesionalidad que reciben los Morgan.
Rafa está emocionado con el 40º aniversario del Club, se abre la posibilidad de un viaje internacional a visitar la factoría Morgan y le hace especial ilusión.
De pronto Rafa se descubre apasionado de los clásicos y ya nos argumenta que –“entre un Triumph, el MG, el Austin y el Morgan, gana el Morgan por goleada, tanto en estética como por lo que representa”-.
Está encantado con el Club, los socios y el ambiente, echa de menos no haber podido aprovechar el resto de salidas, pero la próxima, programada en Sevilla, asegura que no faltará. Ya cuenta los días.
Rafa ya se encuentra más seguro al volante, – “me sentía con una L detrás” – nos cuenta – “pero poco a poco me he ido haciendo con la conducción disfrutando kilómetro a kilómetro, sintiendo el asfalto tan cerca y dominando la carretera, ¡hasta he adelantado y todo! “- nos confiesa divertido.
Dejamos a Rafa disfrutando en Jávea entre sol y sol. ¡Nos vemos pronto!