Si te tropiezas con el Club Morgan en una de sus escapadas y te llama la atención una persona con una sonrisa perenne y siempre dispuesta a charlar y a pasarlo bien, esa es Montse. Casada con Manolo Castelló, disfruta día a día de sus dos hijas y sus dos nietas. Montse se define como “enamorada de la vida”, siempre optimista y de buen humor.
Nuestra entrevistada nació en Gandía, pero su familia se mudó a Valencia cuando tenía cinco años. Trabajó en el voluntariado directivo como secretaria de UNICEF en la Comunidad Valenciana, una experiencia muy satisfactoria. “Aunque era voluntaria, lo consideraba como un trabajo, con su dedicación y responsabilidades”, nos explica.
Su pasión por las bellas artes siempre estuvo presente y cómo restauradora de pintura antigua, organizó durante años exposiciones de arte en la Comunidad Valenciana y en la actualidad forma parte de la Junta del Museo de Bellas Artes de Valencia.
Fue con Manolo, su marido, al que entrevistamos en 2022, con quien descubrió el fascinante mundo del Morgan. “El tema del motor no era algo que me llamara especialmente la atención”, admite Montse entre risas, “pero Manolo siempre ha sido un apasionado de todo lo inglés”. Su historia de amor con Manolo comenzó cuando eran muy jóvenes, con un flechazo mutuo, y aunque al principio ella no compartía su pasión por los coches, el Morgan cambió las cosas – “fue en las Navidades del 2010 cuando me confabulé con mis hijas para darle la sorpresa de su vida a Manolo, lo sacamos a la calle y allí estaba aparcado el Morgan, esperándole, un momento súper emocionante” – relata Montse. Desde entonces el Morgan se ha convertido en una parte fundamental de sus vidas.
Con el Morgan ya en su poder, Manolo y Montse contactan con nuestro Club Morgan y Pepa les convoca a una salida de un día por la zona para conocerse. Llegan al lugar y a la hora acordados con la capota puesta, y nada más encontrase les dicen entre risas – “pero vamos a ver, ¿sois novatos? ¡En el Morgan no se va con la capota puesta! “– y ahí fue cuando entendieron que así es como se disfruta de un Morgan, descapotado y sin ventanas, todo libertad y sensaciones…
El ambiente del Club también ha sido un factor importante en su vida. Para Montse, el Morgan Sports Car Club de España es como una segunda familia. “Es un espacio donde me siento muy a gusto. Es un ambiente muy sano, donde no se tocan temas controvertidos. Siempre hay algo interesante de qué hablar”, explica. Las relaciones que ha construido en el club son valiosas para ella, y cada encuentro es una oportunidad para aprender y disfrutar en buena compañía. “Cuando pienso en la gente del Club, sonrío, porque realmente disfruto cada momento que paso con ellos”, añade, reflejando esa alegría de vivir que la caracteriza.
Para Montse, viajar en un Morgan es una experiencia única. Aunque también poseen un Porsche Boxster, es el Morgan el que realmente la cautiva. “En el Morgan sientes cada kilómetro, cada curva”, explica. A pesar de su pequeña estatura, dice que es el coche en el que va más cómoda, disfrutando de cada trayecto de una manera especial. “Me encanta ir descalza y estirarme por completo mientras viajamos. Es una sensación única, viajo súper cómoda, excepto cuando llueve…” – nos cuenta entre risas..
Con este panorama, Montse disfruta más de su papel de copiloto, intentó conducir en algún momento, pero ante la imposibilidad de mover el asiento y ajustarlo a su estatura, desistió – “una vez nos íbamos a Sicilia” – nos cuenta – “y Manolo estaba de viaje. Teníamos que llevar el coche a un punto de encuentro para subirlo a la plataforma del tráiler que lo transportaba. Yo me dije, va, Montse, llévalo. Pero al Morgan no le puedes subir el asiento y aunque puedes adelantarlo, si me pongo hacia adelante, no veo la carretera. Total, que soborné a mi yerno, pero me salió muy barato, en cuanto le dije, llévalo por favor, él encantado”.
Son muchos los viajes que ha realizado con el Club, recorriendo una España única: Las Urdes, Cantabria, los Pirineos, el Parque de Monfragüe… una ruta que siempre destaca en su memoria es la que realizaron por el norte, pasando por el Desfiladero de la Hermida en Cantabria. “Es un lugar impresionante, con paredes de roca de más de 500 metros”, recuerda. Durante ese viaje, Montse y el resto de participantes en la ruta organizaron un improvisado picnic de quesos en una pradera – “fue una experiencia bucólica, de esas que se te quedan grabadas para siempre” – dice con nostalgia.
Hablando con sus amigos, a veces le comentan “¿cómo os puede gustar hacer tantos kilómetros con ese coche?” y Montse les responde – “pero sabes lo que es conocer esas carreteras, esos pueblos, esos paisajes…” – Montse destaca la experiencia de conocer España – y otros países – desde una perspectiva única – “desde un Morgan todo se vive de forma diferente, descubres sitios que de otra manera es impensable llegar y además de la mano de alguien de la zona que ha preparado la ruta con mimo y mucha experiencia, algo que es de agradecer y debemos poner en valor”.
Siempre inquieta y con nuevos proyectos en mente, Montse ha decidido llevar un diario de sus viajes en el Morgan, anotando los lugares visitados y las anécdotas vividas – “dentro de 20 años será un tesoro” – asegura. Además, ha estado pensando en cómo involucrar a las nuevas generaciones en el Club, organizando salidas conjuntas con hijos de los miembros, para que ellos también experimenten la magia de viajar en un Morgan.
Como anécdota final, Montse revela un detalle que demuestra cuánto ha influido el Morgan en su vida: su perro se llama Morgan. “Así de presente está en nuestras vidas”, dice, entre risas.
Montse es una enamorada del mar, de Altea, de su familia y de su perro, Morgan. A Manolo y a ella les encanta el golf, pero llevar los palos en el Morgan es imposible, así que no pueden conectar ambas actividades. Nuestra amiga es una mujer que ha sabido combinar su pasión por el arte, su dedicación al voluntariado y su amor por la vida en cada kilómetro recorrido con su Morgan. Siempre buscando crecer espiritualmente y agradecida por lo que la vida le ha dado, su historia es un reflejo de lo que significa pertenecer al Morgan Sports Car Club de España, donde las experiencias compartidas y las relaciones forjadas son tan valiosas como los caminos recorridos en un coche que, para muchos, es más que un vehículo: es un estilo de vida.
¡Gracias Montse!