Javier Gómez Barrero, con el Morgan por las nubes.

Javier Gómez Barrero, con el Morgan por las nubes.

Francisco Javier Gómez Barrero, lucense de nacimiento y madrileño de adopción, nos cuenta que ya desde su más tierna infancia vivió una enorme pasión por los aviones, motos y ¡cómo no! por los coches. Tal fue esa pasión por el motor y los aviones que Javier ha dedicado su vida a volar, desde los 16 años hasta hace bien poco, pues hace un par de semanas ha accedido a la jubilación tras cumplir los 65 años. ¡Enhorabuena Javier!

Javier descubrió el Morgan entre las páginas de la revista Autopista, en la sección de vehículos de importación. Era una foto pequeña en el listado de precios, pero suficiente para dejar prendado a nuestro joven amigo. Más prendado se quedó todavía cuando pudo hablar con algunos profesionales del sector y le contaron de las maravillas del Morgan; fabricado a mano en Inglaterra desde la fundación de la marca o que en el chasis y otras partes se utilizaba madera. Para rematar, el logo de la casa Morgan incluye unas alas, lo que no pudo ser mera coincidencia para el espíritu de piloto de Javier. Ahí había señales…

Durante varias décadas siguió sintiendo esas señales, pero mantuvo en secreto su gran ilusión; poder ser en algún momento de su vida, el feliz propietario de un Morgan. Un buen día su mujer, hablando sobre lo que harían cuando ambos estuviesen jubilados, le preguntó que quería hacer o tener y fue entonces cuando le confesó que le gustaría tener y disfrutar de un coche que desde que tenía menos de 18 años le había llamado la atención. Su mujer, tras mucho insistir le sacó el nombre del modelo. “¿Has dicho Morgan?”, le preguntó con extrañeza, pues no lo conocía. Javier le contó que no era fácil tener uno, que había una larga lista de espera… Aparentemente la cosa quedó ahí pero no para su mujer ni para su hija. La “maquinaria creadora de sorpresas Morgan” se puso en marcha para, finalmente, adquirir, sin que Javier lo supiera, el coche que tenía en exposición el concesionario de Morgan en Madrid. Nada más y nada menos que el Morgan 4/4 80 aniversario edición limitada en color saxe blue, con la coincidencia de ser el número 4 de 80, según reza en la placa debajo del capó.

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Javier nos cuenta que al ponerse al volante del Morgan se siente de nuevo en los orígenes de la conducción, como cuando con apenas 12 años, podía conducir por los caminos de la finca de sus padres algún tractor y todos los coches que se iban pasando por la familia; un Citroën C11 ligero, un Opel Kapitan o el primer Seat 600 o el más moderno Seat 1500.

Pilotar un vehículo como el Morgan proporciona muchos placeres, pero sobre todo el conducir por sinuosas carreteras de montaña, las también llamadas “Morgan”. Se trata de una experiencia sin igual. Lo mismo que saborear las muestras de simpatía que reciben de todas las personas que les ven pasar. Pero a Javier lo que le gustaría es conducir un Three-Wheeler y un Aero 8, algo que todavía no ha podido cumplir y mientras ese momento llega se conforma con el Aero 8 verde de su Scalextric y un 4/4 a escala 1/18 de color rojo.

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Para Javier conducir un Morgan también consiste en estar pendiente de esos tornillos que se van aflojando con el transcurrir de los kilómetros o que incluso se pierden, y ¡cómo no! también estar muy pendiente de la errática indicación de la cantidad de combustible, lo que obliga a ir calculando la cantidad de gasolina que va quedando, en función de los kilómetros y de las carreteras por las que discurren. 

El Morgan proporciona recuerdos y anécdotas imborrables, Javier nos cuenta que ese día de septiembre de 2016, el que salió del concesionario conduciendo su flamante Morgan nuevo, descubrió la expectación de muchos de los peatones en su recorrido por Madrid hasta llegar a su casa, lo mismo que sucede en todas y cada una de las salidas con el Club Morgan. También guarda un gran recuerdo de su participación en el primer rally de la Fundación Hispano Británica.

Pero si de anécdotas se trata, el Morgan es capaz de poner a su propietario en situaciones muy divertidas, Javier nos cuenta que “hacía casi un año que tenía el coche y quedé un sábado de septiembre con el Decano de nuestro colegio profesional para un desayuno de trabajo. Acudí un poco antes de la hora a la que habíamos quedado con el objetivo de encontrar una plaza de aparcamiento para poder ver el Morgan desde la terraza. En un momento dado mi interlocutor interrumpió la conversación para ir haciendo comentarios del coche tan bonito que llevaba viendo desde que llegó. 

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Carlos: “Oye, has visto ese coche tan bonito de color azul”
Javier: “¿Cuál, el descapotable de color azul?”
Carlos: “Sí, sí, parece un Morgan”
Javier: “Creo que sí”
Carlos: “La verdad es que es superelegante”
Javier: “Probablemente el dueño también lo sea, jajaja”
Continuamos tratando nuestros asuntos profesionales y se dio la circunstancia que aparcaron otros dos Morgan, uno verde y otro amarillo, que ya había visto circulando por la urbanización.
Carlos: “¡¡Anda!!, han llegado otros dos Morgan. Pero esos llevan rueda de repuesto y maletero”
Javier: “Imagino que son opciones que se pueden elegir”
Carlos: “Pues, aunque el azul no lo lleve, en su conjunto me gusta más, ¿Y a ti?
Javier: “A mí me gustan los tres, pero casi me quedaría con él azul.”
Carlos: “¡¡Ya te gustaría!!”
Javier: “Pues sí.”
Terminamos la reunión y al dirigirnos al aparcamiento se paró a ver de cerca el Morgan azul.
Carlos: “La verdad es que de cerca todavía me gusta más”
Javier: “Pues cuando quieras te doy una vuelta”
Carlos: “¡¡¡Cómo!!!, ¿Qué es tuyo? ¡¡¡No me j….!!!. ¡¡¡Qué calladito te lo tenías!!!”

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A las pocas semanas de tener el Morgan se puso en contacto con el club Morgan. Le comentaron las actividades que desarrollaban y confiesa que se le hizo la boca agua, aunque, por su actividad profesional, en esos momentos, le iba a resultar muy difícil, sino imposible, participar de las actividades del Club, así que decidió esperar a una etapa profesional más sosegada para solicitar el ingreso en el Club Morgan y poder disfrutar de ello. No obstante, siguió muy de cerca la actividad del Club a través de Instagram y de la página web. Tras los meses duros de pandemia, por fin, a principios de 2021 solicitó el ingreso en el Club. Pertenecer al Club permite compartir esa pasión que todos los socios sienten por los Morgan. No sólo son un grupo de amigos que lo pasan fenomenal, ya son una gran familia entorno a los Morgan. 

Javier termina la conversación hablando de sus perros, cuatro ejemplares de raza Labrador de un precioso color chocolate, dos machos y dos hembras y cómo no, uno de los machos se llama… “Morgan”. Esperamos conocerle en la próxima salida. ¡Gracias Javier! 

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