Jan Van Parijs, miles de kilómetros para llegar al Morgan

Jan Van Parijs, miles de kilómetros para llegar al Morgan

Nuestro protagonista nació en el Congo Belga, un 13 de mayo de 1956, pero poco duró su estancia en el país africano, con tan solo cuatro años la familia sale del país con destino Bélgica, para retomar su vida en Flandes. Sus primeros recuerdos ya tienen que ver con las cuatro ruedas; caterpillars, ambulancias, maxbox y cochecitos réplicas de todo tipo… con tan solo 13 años, superando el metro ochenta de altura, su padre detecta el especial gusto de Jan Van por conducir, y le pone a los mandos del Peugeot 404 de la casa. Ser tan precoz le ha permitido conducir y poseer todo tipo de coches; desde el Porsche 911 S del médico de la familia, que apostaba por el talento al volante de Jan, pasando por Renaults, BMW, Mercedes… así hasta más de cuarenta coches, que son los que han pasado por sus manos, algunos unos meses, otros varios años… 

Pero su vida está marcada por los kilómetros, con tan solo 18 años empieza a trabajar en una línea aérea, lo que le permite recorrer África y varios continentes, aprovechando las estancias para mejorar su conducción sobre 4×4 en algún safari. Pero su próximo destino profesional lo encontrará en Alicante. A pesar de tanto viaje por medio mundo, en Bélgica está Beatriz, siempre esperando el fin de los viajes de Jan. Pero Beatriz prefiere esperar en la casa de verano de sus padres, en Calpe, en plena Costa Blanca, destino que Jan comienza a utilizar como escala entre tanto viaje – “entre hacer escala en Bélgica o hacerla en Madrid y estar con Beatriz en Calpe, prefería Calpe… “ – allí conoce a un promotor inmobiliario italiano, Jan decide bajarse del avión y comenzar a trabajar para él. Su primera misión, dar a a conocer Calpe como destino por toda Europa, así que toca hacer más kilómetros todavía…una etapa de vértigo con más de 100.000 Km anuales a bordo de un BMW M5, un Serie 5, Serie 7 y dos Serie 8, a los que sumar cinco Porsche, todos ellos fieles compañeros de viaje.

Tanta pasión por los kilómetros, tanta afición al neumático, tanto amor por la conducción no podían desembocar en otra cosa que no fuera un encontronazo con un Morgan. Tuvo que ser en 2002, al pasar por una tienda de vehículos de ocasión en Altea, donde se tropezó con un espectacular Morgan Plus 8 de 1995, wide body & short shift con matricula danesa y propietario noruego. Flechazo y amor a primera vista. Recordó que años atrás, en Bélgica, un amigo rico encargó un Morgan, pero tenía que esperar tres largos años hasta poder disfrutarlo y él ahora mismo tenía uno delante de sus narices susurrándole “cómprame”… Tras tantos años sobre cuatro ruedas, con decenas de coches que habían pasado por sus manos y cientos de miles de kilómetros de asfalto bajo sus pies, Jan descubre un coche absolutamente único en todos sus aspectos y además de color verde Racing con su interior beige. Nuestro amigo no se lo piensa dos veces y después de conducirlo con una placa provisional, se lo lleva puesto. 

De ser el feliz propietario de un Morgan a apuntarse a nuestro Club, solo hubo una llamada telefónica. El presidente del Club, en aquel momento Tete Solá, le atendió amablemente y le dio los primeros consejos para disfrutar de la conducción de un Morgan y le invitó a la salida Transpirenaica. Disfrutó muchísimo y descubrió el espíritu que une a los socios del Club; respeto, pasión, naturalidad, hermandad… si le sumamos la buena comida, las divertidas conversaciones y el descubrir rincones maravillosos, tenemos la ecuación perfecta. Jan es recibido en las reuniones del Club cantando el Chiki-chaka Chiki-chaka… sonsonete que le persigue desde el primer tour que organizó, en el que acudieron a una Fiesta de la Cerveza en Calpe y temeroso de la imagen de bochorno que podían encontrar en una fiesta de ese tipo, dónde la cerveza corre a sus anchas, se llevó la sorpresa de que los primeros en animar la fiesta y cantar el Chiki-chaka, fueron los Morganistas…

jan van bodega

Tras el Plus, que sufría mucho con el calor de la Costa Blanca, pasó a los Plus Cuatro, mejor equilibrados en todos los sentidos y muy apropiados para recorrer las montañas alicantinas. Un total de ocho Morgan han pasado por las manos de Jan, pero el mejor de todos es el Plus 4/4, que con sus cuatro plazas y sus ventanas más altas, se acomoda como un guante a los 125 kg y más de 1´80 m de altura de nuestro protagonista. En otros modelos encontraba alguna dificultad, como con su copiloto alemán, de igual peso y tamaño que él, ambos tenían que coordinarse para cambiar las marchas y cerrar las puertas por turnos… con aquel peso y tan pegado a la carretera, se sentían como en un kart 

jan van copiloto

Conducir un Morgan es como pertenecer a una religión, somos acólitos que vamos repartiendo felicidad allá donde aparcamos nuestro Morgan. Despiertas sonrisas y te contagias de ese estado de ánimo que te dura toda la escapada. Cada Morgan tienen una conducción y una frenada diferente, pero comparten un gran sentido de libertad, de respirar hondo y de disfrutar cada kilometro. Es como viajar al aire libre con un fiel amigo. 

Jan tuvo la suerte de contar entre sus amigos con Manfred Kremer, de Kremer Porche. Manfred compró, como último coche, un Morgan Plus 4, sorprendiendo a su amigos alemanes, a lo que él respondía simplemente – ”yo, que tuve la oportunidad de conducir todos los vehículos de esta vida, solo encontré en un Morgan el sentimiento de la conducción en su estado más genuino y auténtico. La conducción pura.”

Pertenecer al club Morgan Sports Car Club España es un privilegio. Todos los socios tienen un Morgan, o varios y también modelos clásicos o deportivos de otras marcas, pero su verdadera pasión es la conducción de un vehículo único en su especie, rebosante de “espíritu Morgan”.

¡Gracias Jan Van Parijs!