Jaime Alvarado. Alma de Morgan.

Jaime Alvarado. Alma de Morgan.

Jaime nació en Barcelona, pero el trabajo y la vida le ha llevado a vivir en Madrid. Desde que tiene recuerdos se ve como un apasionado, del motor… dos, cuatro ruedas, da igual, a Jaime le pueden las emociones que le transmiten los coches, las motos… y si además tienen esa pátina vintage de elegancia y de cuando se sabían hacer las cosas bien, mejor. Los clásicos, siempre mejor.

Jaime Alvarado es el Secretario el Morgan Sports Car Club de España, lleva ya ocho años al frente de la secretaría de un club que lo acogió allá por el 2006, año en que su sueño de ser Morganista se hizo realidad. Jaime se baja del cargo y nos cuenta su experiencia a pie de Morgan.

Su primer recuerdo de un Morgan fue en la Avenida del Tibidabo, en Barcelona, saliendo del colegio, con unos 6 o7 años, en ese momento se cruzó con un Morgan verde y quedó impactado por aquel vehículo que se salía de cualquier esquema, no pudo dejar de mirar todo el rato en el que coincidieron y se le quedó tan grabado, tanto, que se convirtió en un deseo para el futuro.

Ese gusto por la mecánica clásica le llevó a ser propietario de un Triumph TR3 A, que usó regularmente hasta la llegada de su primer hijo, las prioridades cambian y toca adaptarse, pero Ana, su mujer, conocedora de la pasión de Jaime por los Morgan, se fue guardando energías e ilusión para cuando llegasen tiempos propicios.

Un día, a través de un amigo periodista del motor, Ana contactó con un veterano socio del Club, Froilán, al que casi todos los socios del Club han conocido. Froilán se dedicaba a trajinar con coches Morgan, piezas, repuestos… todo un personaje. Cuando Jaime cumplió los 55, Ana le dijo que fueran a Reus a ver a Froilán y a su colección de Morgan, casualmente tenia uno en venta que había traído desde Inglaterra, un coche apalabrado para un arquitecto de Barcelona. En el ínterin del viaje, el cambio de volante y demás trámites, el arquitecto se divorcia de su mujer y por efecto colateral, del Morgan, dejando al pobre Froilán colgado. Ana no le dijo nada a Jaime, pero en aquel momento le compró a Froilan el Morgan. ¡Menudo regalo de cumpleaños! 

Poco después a Jaime le tocó volver a Reus acompañado de su hijo para recoger el coche y traerlo a Madrid. Ana no es conductora habitual, pero disfruta mucho de las salidas con los Morgan y del mundo del motor, perfecta compañera de viaje para Jaime.

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Alvarado nos cuenta que el Morgan es un coche difícil de explicar; es incómodo, no es moderno, la dirección tiene mucha personalidad, la suspensión muy dura, cuando llueve, te mojas… pero es un coche que tiene alma y una vez que ruedas, conectas con la carretera, vas ahí abajo, muy pegado a la carretera y asimilando cientos de sensaciones. Por otro lado no es un coche complicado de mantener, como cualquier máquina y más británica, eso si adolece de ciertas peculiaridades. Morgan monta sus coches artesanalmente y a lo largo de su historia ha ido montando motores distintas marcas en función de lo que “pillaba” ,,,  lo que obligaba a adaptar las necesidades mecánicas al tipo de motor, todos ellos “reparables” por un mecánico de “toda la vida”

Jaime tiene muy grabada su primera salida con el Club al Románico Palentino, y nos cuenta que – “nada más llegar al Parador de Herrera de Pisuerga, procedente de Madrid, bajé al aparcamiento y de pronto descubro más de veinte Morgan aparcados todos similares pero a la vez distintos … tuve la sensación de haber entrado en el Cielo de los Morgan…” – sensación confirmada cuando horas después ruedan todos juntos, uno tras otro, acompañándose en la emocionante experiencia de rodar como si fueran uno…

Salidas, viajes, escapadas, Jaime disfruta de su Morgan bajo cualquier circunstancia, incluso en las ocasiones más “sonadas”, como en aquella salida por Guetaria, en el País Vasco, en la que Jaime llegó desde Santander, acompañando a otro socio y sin previo aviso, se le rompe el tubo de escape. Todavía resuenan los rugidos del Morgan en aquellas curvas y valles, como un eco fantasmal que resuena en la memoria de la carretera que tuvo que soportar a Jaime en escape libre.

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Jaime define al Club Morgan como una perfecta reunión de amigos. Y lo dice con conocimiento de causa, pues Jaime también pertenece a otros clubes y sin ánimo de desmerecer a nadie, dice en voz alta que el Morgan Sports Car Club de España, es otra cosa. Se organizan salidas con mucha profesionalidad, los rutómetros son una maravilla, el ambiente es de total sintonía y no existe la mínima perturbación – “ni de política, ni de fútbol, ni nada… aquí hablamos de Morgan, de gastronomía, de viajes, de emociones… y te sientes muy arropado por gente muy interesante y fraternal, una pasada…” –

Jaime respira hondo y confiesa los malos ratos vividos durante la pandemia. Salidas suspendidas, viajes aplazados, meses y meses confinados sin posibilidad de reunirse y contactar cara a cara. Estos meses el Club ha aguantado precisamente por esa cualidad de familia unida, que en la adversidad se ha mantenido el temple y se han bajado las revoluciones hasta poder pisar el acelerador. Y el momento parece que ha llegado… Eduard y Nuria, socios del Club, han preparado con todo cariño y a pesar de las dificultades logísticas de la situación actual, una salida que promete ser divertida y muy completa, saldrán por Pirineos del 1 al 4 Julio.

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Las salidas se irán planificando poco a poco, retomando las aplazadas durante lo que queda de 2021 y se han diseñado teniendo en cuenta varias medidas de precaución sanitaria; limitación de número de coches, comidas y cenas en espacios abiertos, seguimiento de las medidas en los alojamientos… pero los Morgan tienen una ventaja frente al Covid19, como no podía ser de otra manera, son coches descapotados, pasamos horas y horas al aire libre, demostrado está que la Covid no se transmite en espacios abiertos… Otra ventaja, la edad media de los integrantes del Club está dentro de la población ya vacunada… ¡alguna ventaja teníamos que tener!

Jaime sentencia que siempre habrá apasionados del Morgan, disfrutones de la carretera que aparquen el coche eléctrico-silencioso, anodino e impersonales de todos los días, para rodar pegados al asfalto cuando toque disfrutar. Nota mental, en medio de la montaña y del paisaje que no hay ni habran cargadores eléctricos… Jaime, ahora sí, ¡nos vemos en la carretera!