Carlos Sanz de Benito, con el Morgan al fin del mundo

Carlos Sanz de Benito, con el Morgan al fin del mundo

Es escuchar a Carlos y descubrir que su pasión por las cuatro ruedas la lleva en la sangre. Es de esos conductores que aprovecha cada vuelta del neumático para disfrutar y es capaz de sentir la emoción de la carretera con tan solo sujetar el volante.

Madrileño con espíritu Mediterráneo, Valencia siempre ha sido su segunda casa y conserva grandes amigos. Quizás su trayectoria familiar y profesional, vinculada a la fabricación de juguetes, le despertó una especial afición por los coches, compartida con su padre. En cuanto Carlos tuvo la edad de conducir le compró un SEAT 850 Sport, luego vino un 124, luego un 1430… -“coches muy divertidos“ – nos cuenta Carlos -“tanto que con el 124 hasta corrí Rallys“ – la lista se completa con un Renault 8 TS, con el que corrió durante dos años la Copa TS.

Tras finalizar esta etapa tan deportiva, se acerca al coche clásico, ya que en Madrid vivía próximo a un concesionario de coches de importación, despertando aún más su curiosidad y ganas por acceder a los coches soñados. Carlos nos cuenta – “mi corazón estaba “partío” entre el Triumph TR3, el Jaguar E Type y el Morgan, claro.” – pero la balanza se inclinó hacia el TR3, un modelo que le fascinaba desde los 14 años. Al poco le acompañó un Corvette G3, pero las sensaciones de Carlos no acababan de encajar – “mucha potencia, muy preparados, pero había algo que no me gustaba y entonces lo intenté con un Jaguar F Type, mi otro gran amor sobre ruedas, al que tuve que desmontar, limpiar, acondicionar… un coche del 69 pero que es muy actual, anda muy bien, frena sin problemas… ¡me encanta!- “ pero la colección de Carlos no había hecho más que empezar. Por su garaje han pasado: un Porsche 356, un Ferrari Testarrosa, un Jaguar XK 120, un Mercedes 190 SL, un Riley RM Roadster 2.5… pero es en 2019 cuando se alinean los planetas y aparece el Morgan.

A Carlos le surge la oportunidad de participar en una ruta por Marruecos organizada sólo para coches clásicos, a lo que Concha, su mujer, se niega en redondo, venían de una experiencia complicada el año anterior en India y África no parecía un destino muy apetecible. Además Carlos pensó – “me llevó uno de mis clásicos, me pasa algo en Marruecos y la que me monta Concha…”- ¿Solución? añadir un nuevo coche a la ecuación. Pensado y hecho, acude al concesionario y elige entre dos Morgan, uno color blanco roto con tapicería burdeos y el otro verde con tapicería en camel. Este último coincidía en color con el TR3, así que Carlos se decantó por el blanco roto.

Recogió su Morgan a principios de marzo de 2019 y el día 20 cruzaba el Estrecho, así que en dos días le hizo 800 km para romper mano, pasar un mínimo rodaje, realizar un cambio de aceite y salir para Marruecos.

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En ocho días recorrieron Tánger, Asilah, Kenitra, se adentraron en el desierto hasta Marrakech, Rabat, Casablanca y vuelta para casa… un viaje fantástico, buen tiempo, algún chaparrón, nada de calor excesivo…

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Tras cruzar ríos, enfrentarse a tormentas de arena y soportar chaparrones, Carlos y la expedición llegan a Marrakech, se alojan en el Hotel Barceló de la ciudad y allí les espera el Director. El Morgan daba pena; embarrado, sucio, lleno de polvo del desierto… entonces el Director le pide las llaves del coche a Carlos, que sorprendido se las entrega. Unas horas después, descubre su Morgan aparcado en la misma puerta del hotel, impoluto, limpio como el primer día, ejerciendo de reclamo para curiosos y huéspedes. El Director le devuelve las llaves y agradecido le comenta – “si hubiéramos cobrado un dirham por cada foto, le habían pagado medio coche…”-

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Carlos está asociado al Club Porsche y a la Asociación Española de Clásicos  Deportivos y a través de Classics on the Road era conocedor de la existencia, la buena fama y las actividades del Club Morgan, pero ¡ay! una cosa es conocerlo y otra es probarlo. Tras su viaje por Marruecos, se pone en contacto con el Club, se asocia y llega la pandemia. Dos años en el dique seco. Pero ha sido volver la actividad y no se pierde una salida. Artíes, Rias Baixas, Asturias, Soria, Alicante… un no parar.

El ambiente del Club le encanta, nota una enorme diferencia con clubes de otras marcas, que suelen ser más concurridos, con lo que la sensación de grupo se diluye o están excesivamente preocupados por la marca y su status. Para Carlos el Club Morgan se organiza muy bien, las salidas son una pasada, se viaja con mucho estilo pero de forma desenfadada y sin pretensiones.   

Carlos se ha perdido la última salida, por una buena razón, ha vuelto a Marruecos y ha comprobado la dureza del recorrido, esta vez el calor ha sido insoportable, más de 40º por el desierto, pero merece la pena -“Marruecos es un gran desconocido” – nos dice – “y para recorrerlo con un Morgan, ideal” – Tomamos nota, Carlos.

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En breve sale para recorrer Los Dolomitas, y ya tenemos ganas que regrese y se apunte a la próxima salida con su Morgan. ¡Gracias Carlos!