“Al volante de un Morgan, todo se siente más”.

“Al volante de un Morgan, todo se siente más”.

Eduardo y Peter en la Factoría. En primer término, el Plus 8 de Eduardo a punto de ser ensamblado.

Entrevista a Eduardo Sanchiz

Nuestro entrevistado mira desde la sesentena el camino recorrido, y como Steve Jobs dijo en su discurso de graduación de Stanford, “los puntos de la vida se unen hacia atrás”, y es mirando hacia atrás como Eduardo descubre su pasado, lleno de kilómetros, viajes y maletas por medio mundo. Eduardo Sanchiz, nació en Vitoria y estudió la carrera de Económicas en San Sebastián. Se casó muy pronto, y pronto formó su familia, que con los años le ha dado cuatro hijos, y ahora ya le regalan su sexto nieto.

Su trabajo le ha dado la oportunidad de vivir en seis países, y conocer decenas de ciudades alrededor del mundo. Ya ha vuelto a su casa, como él la llama, la número dieciocho, y disfruta en Barcelona de una intensa actividad profesional y deportiva. Aficionado al motor y a la vela, se desenvuelve con las mismas ganas por mar y por tierra.

Eduardo descubre el Morgan por casualidad. Viviendo en Inglaterra acude a una exhibición de vehículos clásicos, y le llama mucho la atención la combinación de coche clásico con recursos modernos que exhibe el Morgan, lo que le permite acceder a una amplia gama de repuestos y piezas. Una apuesta segura para un amante del motor.

“Me encantó el concepto Morgan; un vehículo fabricado a mano, con la estructura de madera, con un motor mimado hasta el detalle, con una filosofía muy próxima a la carretera y conectando la conducción con la emoción. Así que en el año 1994 me apunté en la lista de espera, y tras cuatro años, recibí la invitación para visitar la fábrica y poder ver mi Morgan en producción.”

De la factoría Morgan salió un Plus 8, de ocho cilindros, con un motor de 4.6 litros para Eduardo, una joya a medida que ya llevaba el volante a la izquierda, a sabiendas de que ese coche iba a recorrer media Europa. Le esperaba Bélgica, Austria, y por supuesto, España.

plus8 eduardo

Plus 8 de Eduardo, antes de salir de la factoría. Con la firma de Peter Morgan.

Su hija mayor, Adriana, atina en la definición de lo que se experimenta al volante de un Morgan – “Con este coche todo se siente más” – y así es, comenta Eduardo – “la carretera, el viento, la velocidad, el motor… para bien o para mal, el Morgan te transmite todas las sensaciones. Es una pasión que me relaja profundamente, y eso que no le instalé radio, ni escucho música conduciendo, disfruto mucho del coche y de las sensaciones que transmiten sus ocho cilindros, el sonido que te acompaña, el par motor que te mueve y te emociona…”

Al final del día, el Morgan reconforta, y justifica la atención prestada y los pequeños quebraderos de cabeza que produce. – “Es un coche que está vivo, y por tanto tiene antojos, manías y hay que estar pendiente de sus sonidos y de como se comporta en carretera; no tiene dirección asistida, los baches mejor si los evitamos… es un coche con mucha personalidad con el que hay que aprender a llevarse bien.”nos confiesa Eduardo.

Recuerdos, muchos y todos buenos, las salidas, hace ya unos años, por las montañas alpinas, con carreteras de montaña entre bosques nevados, con los amaneceres y las puestas de sol espectaculares; todas las salidas del Morgan Cars Club España, acompañado de amigos y amantes del Morgan, apasionados de la carretera, de la buena mesa y de mejor sobremesa.

Todavía sonríe cuando recuerda el momento de enseñar el Morgan a su madre, sorprendida ante aquel presunto coche sin maletero, sin techo… que más que un coche era un artefacto insospechado que nadie, en su sano juicio, llamaría “coche”.

Pero el Morgan es también futuro, y ante la situación medioambiental, las tendencias eléctricas y las nuevas oportunidades de movilidad, Morgan tiene algo que decir:

“El Morgan es el anti-coche, cuando circulas con él, a nadie dejas indiferente, es un vehículo auténtico, no está diseñado según los criterios actuales, es una oda a la nostalgia, Morgan prima la experiencia, las sensaciones, la diferencia. Es un logro de la técnica y la mecánica fabricado con el corazón. Hay tanto amor y respeto por los clásicos, que confío en que las administraciones regularán últimamente de forma que nuestros vehículos puedan seguir rodando. Necesitamos un margen de maniobra, no somos un problema para el medio ambiente, recorremos pocos kilómetros al año y seguro que encontramos la fórmula para convivir dentro de este nuevo escenario que se nos avecina.”

Eduardo no quiere terminar sin dedicarle unas palabras al Morgan Sports Cars Club de España, que preside en la actualidad. Según Eduardo, compartir una emoción y compartir una pasión es la mejor forma de multiplicarlas. El Club son personas, muy diferentes entre sí y con realidades muy dispares, lo que dota al grupo de unos matices de variedad y diversidad muy emocionantes. Todo los integrantes del club tienen un tornillo suelto, según Eduardo, porque no se entiende que gente tan racional, tenga un deseo tan arraigado y que les haga recorrer cientos de kilómetros de pasión y emociones. “- Cada salida es una aventura magnífica, preparada por un socio con el objetivo de enseñar los mejores paisajes, su cultura, historia y por supuesto las mejores mesas de su tierra”-. Y todo eso, además, conduciendo un Morgan.

Un imagen se repite en cada concentración. Salen del hotel todos juntos, las nueve de la mañana, les espera la carretera. Curvas, valles y montañas por descubrir y la emoción de un día de completo disfrute que les espera. Son todos personas increíbles, al volante de un coche único. El Morgan. ¿Vienes?